Bellísima la foto elegida para el cartel de la exposición. La profundidad de la mirada del niño contrasta con el poderoso blanco donde se enmarca su figura. Magna ausencia, vacío absoluto, abstracción en la que está sumido el pequeño samurái: nos conducen a sus tiernas manos y a los reflejos del casco como si quedaran al descubierto sus pensamientos.
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Bellísima la foto elegida para el cartel de la exposición. La profundidad de la mirada del niño contrasta con el poderoso blanco donde se enmarca su figura. Magna ausencia, vacío absoluto, abstracción en la que está sumido el pequeño samurái: nos conducen a sus tiernas manos y a los reflejos del casco como si quedaran al descubierto sus pensamientos.
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